Cuando perdemos la guía y no sabemos el camino, derrapamos en la desesperación de aferrarnos a lo seguro y sentimos tocar fondo cuando nuestros puntos de apoyo parecen nublarnos aún más la vista. Pero calma, que más bajo que el fondo no caemos, y es en ese preciso momento que sólo por nosotros mismos tenemos que sacar fuerza e impulsarnos más fuerte, para salir con más velocidad que con la que caímos.
Antonella.